INFORME DEL
DEFENSOR DEL
PUEBLO ANDALUZ
AL PARLAMENTO
DE ANDALUCÍA
SOBRE LA
GESTIÓN REALIZADA DURANTE 1999
CULTURA
( EXTRACTO )
SECCIÓN
SEGUNDA:
ANÁLISIS DE
LAS QUEJAS ADMITIDAS A TRÁMITE
Patrimonio
arqueológico.
Al igual que ocurriera
en los Informes Anuales correspondientes a los dos últimos
años, también en 1999 las quejas relacionadas con la
protección del patrimonio arqueológico han centrado buena parte
de la actividad del Área de Cultura de esta Institución.
El motivo de esta
importante presencia de las cuestiones arqueológicas en las
denuncias presentadas ante el Defensor del Pueblo Andaluz puede
encontrarse tanto en la ingente cantidad de restos arqueológicos
existentes en nuestra Comunidad Autónoma, que dificultan su
investigación y protección, como en la percepción por parte de
los ciudadanos y las Asociaciones de defensa de la Cultura de que
es muy escasa la atención que reciben estos bienes de parte de
la Administración cultural andaluza.
De entre las denuncias
recibidas durante 1999 que guardan directa relación con la
protección y salvaguarda de la integridad de los restos
arqueológicos, vamos a comenzar por reseñar la incluida en la
queja 97/2669.
Como puede apreciarse
por el número de registro del expediente de queja se trata de un
asunto que inició su andadura ante esta Institución ya en el
año 1997, cuando un investigador afincado en el Campo de
Gibraltar nos remitió un escrito denunciando el estado de
deterioro en que se encontraba la denominada "Cueva del Moro", ubicada en el término
municipal de Tarifa (Cádiz).
Cueva
del Moro ( Tarifa ).
Manifestaba el
interesado que la Cueva del Moro era una de las más de 150
cuevas y abrigos del Campo de Gibraltar que contenían
manifestaciones de Arte Rupestre, albergando, en su opinión, el
Arte Paleolítico más meridional de Europa. Según exponía el
denunciante, las extraordinarias características de dicha cueva
aconsejaban dotar a la misma de una protección especial para
evitar las visitas incontroladas de excursionistas que utilizaban
las paredes de la cueva para plasmar sus nombres con pintura o
mediante arañazos con piedras. Unos hechos que se repetían con
demasiada frecuencia y que habían motivado una denuncia del
interesado ante la Guardia Civil en fecha 12 de Diciembre de
1995.
El interesado pedía
que se cerrara la cueva con fuertes rejas de hierro y con una
puerta con llave para evitar su deterioro y permitir solo visitas
controladas.
A estos efectos, citaba
el interesado el art 40.2 de la Ley 16/1985 de 25 de Junio del
Patrimonio Histórico Español del tenor literal siguiente:
«Quedan declarados Bienes de Interés Cultural por ministerio de
esta Ley las cuevas, abrigos y lugares que contengan
manifestaciones de arte rupestre».
Esta denuncia fue
tramitada por esta Institución durante 1997 ante la Delegación
Provincial de Cultura en Cádiz y dio lugar a la remisión de un
informe por parte de dicha Administración indicándonos que se
había propuesto acometer el cerramiento de la Cueva del Moro. No
obstante, según nos informaba, debido a las dificultades
técnicas que conllevaba la ejecución del cerramiento, ya que el
abrigo se encuentra a gran altura sobre una ladera prácticamente
vertical, no se había podido ejecutar el cerramiento en la fecha
prevista, por lo que las obras se habían vuelto a posponer para
su inclusión en el ejercicio correspondiente a 1998.
Tras analizar dicho
informe, observamos que por parte de la Delegación Provincial de
Cultura de Cádiz existía el compromiso de acometer las obras de
cerramiento de la Cueva del Moro, por lo que decidimos que
procedía el archivo del expediente por entender que el asunto
que motivó nuestra intervención se encontraba en vías de
solución. Ello no obstante, entendimos que resultaba procedente
instar a la Delegación Provincial de Cultura en Cádiz para que,
en la medida de lo posible, se agilizase el proyecto de
cerramiento de la Cueva, y hasta tanto ésto no se iniciara el
mismo, se adoptasen las medidas de precaución que resultasen
necesarias en aras a evitar los actos de vandalismo que azotaban
dicha Cueva.
Pues bien, en Octubre
de 1998 se recibió un nuevo escrito del interesado en queja
manifestando que la Administración de Cultura no había llevado
a cabo su promesa de proceder al cerramiento de la Cueva,
mientras continuaban y se agravaban los actos de agresión a las
pinturas existentes en la misma.
Tras reabrir el
expediente de queja nos dirigimos nuevamente a la Delegación
Provincial de la Consejería de Cultura en Cádiz a fin de que
nos informase de las razones por las que se había incumplido el
compromiso asumido con esta Institución en 1997.
Cuatro meses después,
en Abril de 1999, y tras reiterar nuestra petición de informe en
dos ocasiones, finalmente la Delegación Provincial tuvo a bien
remitirnos un informe en el que se nos indicaba lo siguiente:
"Esta
Delegación Provincial lleva bastante tiempo
implicada en el problema de vandalismo y
actuaciones de irresponsables que dañan
gratuitamente nuestro amplio patrimonio, y en
concreto las pinturas rupestres de cuevas
repartidas por nuestra provincia.Por
otra parte, para los técnicos y especialistas en
esta materia no existen soluciones de cierre de
estas cuevas que presenten un nivel de eficacia
suficientemente demostrado, ya que a menudo,
lejos de convertirse en elementos de protección,
se convierten en elementos de
"provocación" ante posibles agresores,
al tiempo que la incidencia visual en el medio
ambiente son bastante discutibles.
Todas
estas dificultades, unidas a las limitaciones de
disponibilidad presupuestaria, han hecho que
hasta la fecha no estuviese claramente definida
la rentabilidad de una inversión pública,
siempre refiriéndose en términos de eficacia y
resultados óptimos para la solución del
problema planteado.
No
obstante, dada la persistencia de las agresiones,
el pasado 17 de Marzo me personé en el lugar de
los hechos acompañada de técnicos de la
Consejería de Cultura, así como del propio
Sr.(...) y el Presidente del Instituto de
Estudios Campogibraltareños, D. (...), al objeto
de definir consensuadamente cual sería la
opción más conveniente para cerrar la cueva,
llegándose a determinar "in situ" las
condiciones de la intervención, en cuanto a
trazado, diseño, materiales, sistemas de
anclajes, estrategia de montaje, etc. Así como
su compatibilidad con las necesidades de
anidamiento de aves, de inalterabilidad frente a
posibles roturas de la roca, etc.
En
función de todo lo anterior, hemos procedido a
encargar a una empresa constructora las
actuaciones necesarias para la instalación del
cerramiento, participándole que existe el
compromiso por parte de esta Delegación
Provincial de su ejecución en un futuro
inmediato."
A la vista del
contenido del informe, el expediente podía darse nuevamente por
concluido, no obstante, vistas las experiencias anteriores,
decidimos esperar para adoptar esta decisión a que el interesado
nos comunicase que efectivamente las obras de cerramiento se
habían iniciado.
Lothar Bergmann
(el interesado), durante el encierro en la Cueva del Moro.
Nuestra precaución fue
acertada, por cuanto en Junio de 1999 recibimos una nueva
comunicación del interesado indicándonos que las obras aún no
se habían iniciado y anunciándonos su intención de encerrarse
en la Cueva como medida de protesta, ya que nuevamente se habían
producido graves agresiones (pintadas) que afectaban a las
pinturas rupestres.
Tras realizar urgentes
gestiones telefónicas con la Delegación Provincial de Cultura,
recibimos de la misma la promesa de que en pocos días se
iniciarían las obras, compromiso que trasladamos al interesado,
el actual accedió a suspender su medida de protesta. Poco tiempo
después recibíamos un escrito del interesado comunicándonos
que las obras de cerramiento ya habían comenzado. Hecho éste,
por el que nos trasladaba su satisfacción y alegría, que,
lógicamente, compartimos.
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